Ya hace un tiempo que llevaba pensando hacer un trekking y aprovechando el puente decidí que era el momento. Pero como mejor ir acompañado que solo, le propuse a Joan si le apetecía hacer alguna locura, y como este se apunta a un bombardeo pues enseguida encontré un compañero. Y lo que tenía que ser un simple trekking se convirtió, otra vez más, en un fin de semana de multi-aventura.
Lo que estaba previsto: El sábado habíamos quedado para una barbacoa en el camping y un paseo por Camprodon. El domingo subida a uno de los picos de la Vall de Bianya, el Taga y vuelta para casa.
La realidad: El sábado por la mañana recibo un sms, diciéndome si llegas antes de las 12h podemos salir a correr. Así que cojo mi bolsa y directo al coche. Llego sobre las 12 en punto y sin apenas tiempo de ponerme las zapatillas ya estábamos corriendo en dirección del Capsacosta. Salida extraña, sin muy buenas sensaciones, Joan con “flojera” en las piernas y yo con un dolor de rodilla, que vengo arrastrando desde la Jean Bouin, que me molesto bastante a la hora de bajar.
De vuelta al camping una cerveza, una ducha rápida y a preparar la barbacoa. Que como siempre es como para morirse de hambre.
Por la tarde después de los carajillos de rigor, que para eso somos el carajillo team, un partido de fútbol con los niños del camping, debíamos ser unos 5 contra 20 críos corriendo en todos los sentidos.
El domingo cambio de planes, en lugar de subir al Taga subiremos el Bastiments. Así que nos dirigimos a la estación de ski de Wallter 2000 donde dejamos el coche y empezamos la ascensión pasando por el refugio de Ulldeter. Nada más salir nos cruzamos con un grupo que se estaba preparando y que llevaban raquetas de nieve, piolets, polainas, etc, nosotros como siempre con lo mínimo, “pa” que llevar peso (excepto las cervezas y las bolsas de patatas, por si no quedamos aislados).
Nada más salir, tenemos el primer contacto con la nieve, no hay mucha pero nos acompañara durante casi todo el recorrido.
Antes de llegar al Coll de la Marrana, a saber porque le han puesto este nombre, nos encontramos con una pared de nieve que dudamos como pasar, pero Joan tirar recto y yo sigo sus pasos.
Arriba el viento que hasta ese momento había sido molesto, se convierte en un problema y sopla con bastante fuerza.
Una vez arriba las fotos de rigor.
Y empezamos a bajar en busca de un sitio resguardado del viento y tomar el aperitivo.
Esta parte es algo más complicada que la subida, por las piedras, fuerte desnivel y por alguna placa de hielo.
De camino al punto de salida pasamos por el Pic de la Dona y de vuelta al coche, no sin antes hacer algún malabarismo para no derramar una gota de la cerveza que llevaba en la mano.
El recorrido que hemos hecho:
Subida al Bastiments:
Pic de la Dona y vuelta a Wallter 2000:
Otra aventura más, la próxima después de fiestas y si todo va bien será el Puigmal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario